Justo al cierre de esta edición recibimos la noticia del fallecimiento del Papa Francisco a quién durante estos últimos meses le hemos acompañado, de manera particular, con nuestra oración y cariño.
Hemos visto a un Papa sufriente que, hasta el último momento, ha querido estar cerca del pueblo fiel que ha acompañado, como sucesor de Pedro, en estos 12 años que ha durado su pontificado.
Necesitaremos tiempo para evaluar, con objetividad y profundidad, todo el magisterio que nos ha regalado. Han sido años muy intensos entre viajes apostólicos, sínodos y encuentros en los que el Santo Padre, en actitud de continuidad con sus predecesores, ha impulsado a la iglesia a la tarea evangelizadora y el acercamiento, aún más, a las periferias existenciales del mundo de hoy.
En el próximo número de nuestra revista, acercaremos con algunos detalles de la relación que ha tenido el Papa Francisco con la iglesia universal, en particular, con las iglesias o comunidades cristianas lejanas, pequeñas y algunas expuestas a situaciones difíciles que han ocupado un lugar muy importante en su corazón.
Podríamos enumerar un gran número de definiciones acerca de su persona y su magisterio, pero queda claro, para todos, que el Papa Francisco se ha mostrado, sin ninguna máscara, tal y como ha sido toda su vida, con una profunda vida espiritual que le ha llevado a abrazar a todas las personas sufrientes, que han encontrado en él un testigo vivo de ternura y misericordia.
El Papa Francisco se despidió el Domingo de Pascua en la plaza de San Pedro. Fue su última aparición pública donde quiso estar cerca del pueblo y recordarnos a todos que la meta de la vida es la resurrección, la vida de Dios para siempre. Este ha sido su último mensaje recordándonos a todos que la esperanza en Dios mantiene la vida en la iglesia y en las personas.
Antes de cerrar los ojos a este mundo, agradeció a sus colaboradores que le dejasen saludar a su pueblo. Nosotros le agradecemos a él que nos haya ayudado a recuperar la centralidad de la fe en Jesús y encarnando con gestos concretos, los sentimientos del Señor. ¡Gracias Papa Francisco por tu testimonio!