Este sitio web utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de usuario. Si continúas navegando consideramos que aceptas el uso de cookies. Política de cookies Aceptar

Crónicas Misioneras

Isla grande- Madagascar- Fr. Dámaso Zuazúa

Madagascar

 

                                   Dámaso Zuazua, ocd,

                                  zuazuaocd@gmail.com

 

 

            La  Isla Grande.-

 

El chiste soso de mi infancia escolar, entre ripio y tautología, solía repetir: “Madagascar es una isla que está en medio del mar”. Esta “isla en medio del mar” es la cuarta más grande del mundo. La denominación acertada le dan sus propios habitantes: La Isla Grande. Así lo es con sus 592. 000 km. cuadrados, superficie superior a la de Francia con los países del Benelux. Entre el Canal de Mozambique y el Océano Índico la Grande Isla se extiende 1. 580 km. de norte a sur con 580 km. en el centro. Es el espacio para los 22 millones de malgaches. El tipo general del nativo muestra rasgos fisionómicos afroasiáticos. Madagascar es el primer país productor de vanilla en el mundo, sobre todo desde que se importó de Méjico en 1836 y se acertó aquí con una polinización especial.

Por las rutas del aire Madagascar se alcanza de Europa atravesando África en diagonal hacia el trópico de Capricornio. Franqueando la línea del ecuador, a la altura de Tanzania se llega al Océano Índico. Las Islas Comores pueden ser la última referencia sólida para llegar a destino. Partiendo de Paris se habrán recorrido los 12. 000 km.   

Por su posición en el océano Madagascar ha sido la rosa de los vientos de tantas inmigraciones de la antigüedad, del Oriente, de África. Saliendo de la nebulosa de los tiempos, dejando de lado leyendas fascinantes y seductoras, entrando de puntillas en la historia, digamos que los primeros habitantes conocidos fueron los Vazimba. Durante mucho tiempo Madagascar ha trasmitido su pasado por la oralidad. Se sabe de la penetración islámica, que provenía de África a través –sobre todo- de las Islas Comores. Introdujeron su alfabeto. Eran los “Antalaotra”, la gente del mar.

En una tempestad furiosa del 10 de agosto de 1500 la flota portuguesa de Diogo Dias de camino para la India se refugió en la costa malgache. Así la Isla Grande se convirtió en escala oportuna rumbo a la India. Pero Portugal no encontró aquí las especias que le interesaban, y no le prestó atención.

Otra fue la apreciación de los holandeses: “Lo primero que interesa en la conquista –escribía Walter Hamond en 1643- es que no venimos para plantar, sino para recoger …” Radama I (1810-1828) fue el primer gran rey de Madagascar. Su sucesora Ranavalona I, que reinó por 33 años, se mostró la mujer fuerte contra los intentos de dominación extranjera.  Inglaterra y Francia se acordaron para quedarse la primera con Zanzíbar y el país galo con Madagascar. En 1885, tras el congreso de Berlín, se instauró el protectorado francés, que en 1896 se convirtió en colonia.

El estadista Joseph Simon Gallieni (1849-1916) fue el artífice de la transformación de la isla en favor de los intereses de Francia. Madagascar ofrecía a la metrópoli sus productos minerales no manufacturados y su rendimiento agrícola. Los ciudadanos franceses no representaban más que el 10% de la población, entre misioneros y empleados de la administración. La colonia favoreció la instrucción escolar. Comenzaron a surgir los movimientos independistas. En 1913 apareció la sociedad secreta “Vy, Vato Sakelika” (Hierra, Piedra, Ramificación). En 1920 se extendieron otros movimientos anticolonialistas. En 1948 Madagascar se convirtió en territorio de ultramar. Las libertades democráticas se establecieron en 1956. Por fin, el 26 de junio de 1960 sonó la hora de la independencia.

El idioma malgache forma parte de las lenguas austronesianas, una familia lingüística que se extendiendo del Pacifico al Océano Índico. El malgache es una lengua aglutinante, cuyas palabras pueden contener más de cuarenta sílabas que se contractan en la pronunciación. A principios del s. XIX el rey Radama I impuso el alfabeto latino. El francés que escucho me suena a una pronunciación jaboneada o de glicerina. La “r”, por ejemplo, la pronuncian más ligera, sin la ganga reduplicativa o sobrecarga de la metrópoli.

Un refrán popular refleja la hospitalidad de este pueblo: “Yo soy el arroz y tú el agua”.  Una fórmula en uso desea: “Que Zahanary os bendiga”. Zahanary (el señor perfumado) o Andriamanitra es el dios único de los antepasados. La religiosidad popular se manifiesta en este principio: “La tierra es la primera esposa de Dios”. El ofrecimiento del cebú, señal de una sociedad agrícola y ganadera, es el sacrificio más corriente. Cuando Juan Pablo II visitó Madagascar en 1989 se sacrificaron varios cebúes para que los ancestros protegieran al ilustre visitante. La circuncisión libera al muchacho de su condición femenina –dicen- que tenía desde su niñez. Este rito fisiológico lo declara núbil.

Madagascar tiene hoy 45. 000 km. de pistas transitables y 5. 000 km. de carretera asfaltada, 900 km. de ferrocarril más o menos en funcionamiento y 46 aeropuertos.

 

El Cristianismo.-

Madagascar permaneció al margen de la leyenda del preste Juan, que motivó la entrada del Cristianismo en algunas partes de África y de Oriente. En 1577 llegaron los Dominicos a Mozambique. ¿Habría sido el P. João de São Tomás hacia 1585, el primer misionero de Madagascar? El jesuita Luis Mariano embarcó en Goa en 1613 para buscar en la Isla Grande a los descendientes de los primeros portugueses que se asentaron allí. Dejó constancia de que los habitantes de la costa empleaban un vocabulario “swahili”, mientras tierra adentro parecían escucharse elementos malasios.

El primer cristiano nativo parece haber sido el hijo del rey Tsiambany en 1613, llevado a Goa por los portugueses y regresado a Madagascar con el nombre cristiano de Andrés Ramaka.

En la historia misional carmelitana hay un capítulo que tiene su referencia con Madagascar. Se conoce por su título, pero no en su contenido total. Merece una pronta aclaración con la profundización de una tesis doctoral en historia.  Los Carmelitas de la Congregación de Italia intentaron venir como misioneros a Madagascar. Pero fueron impedidos por los misioneros Lazaristas en vida del santo fundador Vicente de Paul (1581-1660). Cuando los Carmelitas se presentaron en Francia para embarcar rumbo a la Isla Grande se les significó que dos Padres Paules, los primeros misioneros de la Sociedad de San Vicente de Paul, estaban preparándose para zarpar rumbo al puerto de Fort Dauphin. El archivo general de los Carmelitas en Roma conserva una abundante documentación al respecto.

Los dos misioneros pioneros eran Charles Naquart, de 30 años, y Nicolás Gonder, de 29 años. Éste falleció a los seis meses de llegada, lo que indica las condiciones de vida en ese tiempo. Pero el P. Charles pudo contactar con el primer cristiano malgache. El P. Naquart dispensó 77 bautismos y celebró 10 matrimonios. Fueron los exordios de la evangelización en la Isla. El primer catecismo de la doctrina cristiana se publicó en 1657 y la primera imprenta del país en 1827 por obra de la Misión. El primer sacerdote nativo, Basilide Rahidy (1839-1883), se ordenó en 1874. Entre los religiosos nativos abre el paso el Hº Rafael Rafiringo, de las Escuelas Cristianas de La Salle.

La Iglesia de Madagascar conoció la persecución, el martirio, la expulsión de los misioneros en tiempos de la reina Ranavalona (1828-1831). Prohibió el culto de los “ancestros extranjeros”. Pero la Biblia en manos de los laicos salvó el bache de la ausencia de los misioneros. El primer prefecto apostólico se nombró en 1841 en la persona de Mons. Pierre Delmond. Dando un paso hacia delante en 1914 se crearon los vicariatos apostólicos de Diego Suares en el norte, Antananarivo y Fianarantsoa en el centro y Fort Dauphin en el sur. El gran apogeo de la Misión con la creación de tantas escuelas se sitúa entre 1914 y 1939. Se preparó un laicado comprometido, cuyo exponente mejor fue la noble Victoria Rasoamanarivo, ejemplo de caridad y de fidelidad conyugal, beatificada por Juan Pablo II en 1989. De los 5. 000 católicos en 1870  se pasó al 1. 250. 000 en 1960. Con siete años de antelación en 1953 los obispos declararon públicamente la legítima aspiración del pueblo a la independencia del país.

Sobre todo a partir del Concilio Vaticano II la presencia misionera ha ido cediendo el puesto al clero nativo. Las familias religiosas conocen un crecimiento a partir de 1980. Sus efectivos han pasado de 1. 500 a 2. 3000 en diez años. Lo mismo se puede decir de los cuatro seminarios diocesanos. Actualmente la Iglesia Católica forma parte con color propio del paisaje malgache. Su influencia va creciendo en los cincuenta últimos años de la independencia. Más del 48% de la población es católica. Su representación varía entre el 91% y el 7% de la población, según regiones. La fe católica se abre paso con sus instituciones de enseñanza y de beneficencia, con un clero  secular y regular en aumento y bien formado, con un laicado organizado, preparado y comprometido. Desde 1980 existe también un Consejo de las Iglesias Cristianas de Madagascar.

 

Antananarivo.-

Tendremos que decir también una palabra sobre la capital actual de la Isla Grande. Antiguamente se llamó Vohitsara (ciudad de la belleza). En los últimos cincuenta años ha pasado de 50. 000 a 2. 000. 000 de habitantes. Doce colinas la configuran. Desde 1610 tiene su “rova” o ciudadela en la colina más alta, con sus 1. 430 m.

En sus calles hormiguea una numerosa población escolar. En este período del año la capital ostenta un encanto espectacular con los árboles “Zacaranda”, abundantes en las calles, avenidas y parques. Parecen gigantescos florones con esferas al aire libre de floración marcadamente color lila. Por el trajín y el movimiento la vida hierve en sus calles. Por supuesto, la animación y la vivacidad de los mercadillos callejeros son la mejor evocación de las ciudades y poblaciones africanas o de los “souks” orientales. Son bazares de toda posible quincalla, de alimentos inapetentemente moscosos. Aquí se vive y se comenta la vida cotidiana con la mayor vehemencia.

Con los arrozales, lagos o estanques o ciénagas la ciudad se presenta plácida. Muestra una buena proporción entre espacios verdes y construcciones de casas. Sobre la colina mayor emerge la “rova” con el palacio presidencial y el palacio de la reina. El palacio presidencial fue construido en 1872 por William Pool en ladrillo y piedra, con cuatro torreones y cúpula de cristal. Los nativos lo llaman “Andafiavaratra”. En la misma colina, en posición ligeramente inferior, se encuentra la catedral. En su plaza se ha construido una capilla para venerar los restos mortales de la Beata Victoria Rasoamanarivo, lugar de incesante peregrinación.

Es en la capital donde comienzo mi contacto con el Carmelo malgache. He venido aquí invitado por la Asociación de las Carmelitas del Océano Índico. Pero se impone también la visita a mis hermanos en las casas que encuentro de paso. Así tengo la posibilidad de conocer la realidad carmelitana en cada lugar.

 

Itaosy.-

En la periferia de la capital es la primera implantación de la Misión de los Carmelitas Vénetos en 1969. Misión en gran estilo: vasta parroquia evangelizadora de 46. 000 fieles, despliegue de escuelas de la materna a la secundaria y al liceo con una institución universitaria en reconstrucción de agrandamiento y de nueva sede.

Ofrece toda una escuela de fe con programa de evangelización y de caridad a través de los grupos con un laicado desplegado. La parroquia carmelitana de Itaosy es un referente en el barrio, un punto de encuentro en la acogida con talleres femeninos, con campos deportivos.

Itaosy es también la sede del noviciado de los Carmelitas de Madagascar. Ocho novicios han tomado el hábito del Carmen en octubre. Desde 1994 funciona aquí una casa de oración y de espiritualidad. Los diversos servicios pastorales cuentan con la colaboración de las Carmelitas de Santa Teresa, de Turín.

 

Ampasanimalo.-

Al pie de la “rova” o colina principal, bajo la mole inmensa que es la construcción del seminario mayor y sede de la facultad teológica, se encuentra este barrio populoso. Monjas Carmelitas y Frailes Carmelitas se encuentran casi de frente, separados por una distancia de doscientos metros. Hablemos primero de ellas.

Es la primera implantación carmelitana en el país, que remonta al lejano 1921. Provinieron del Carmelo belga de Boussu. Recordemos para la historia que ya en 1914 el Carmelo ya fenecido de Libourne (Francia) había sido contactado para una fundación en Madagascar. Pero en realidad el 19 de marzo de 1921 nueve Carmelitas Descalzas embarcaron en Bélgica para esa finalidad. Traían la bendición del Papa Benedicto XV, la aprobación entusiasta del superior general de la Orden, P. Lucas de María Santísima, y los augurios cordiales del mítico cardenal Mercier. Atracaron primero en el puerto de Mahajanga, en el noroeste. Pero luego continuaron por el Norte a Nosy Be, hasta desembarcar en Toamasina, en el costado oriental. Se instalaron primero en Betafo, cerca de la ciudad de Antsirabé. Se aceptó la primera Carmelita malgache, Marie-Joseph de la Trinité (+ 1975), en 1923 profesando al año siguiente 1924. La primera Carmelita del África negra, que fue la Hª Teresa Bilonga del Carmelo de Kabwé/Kananga (Congo), llegó veinte años más tarde. En 1927 se realizó el traslado a la capital. Aquí se creó en 1933 el primer grupo del Carmelo Seglar con amigos europeos y algunos jóvenes sacerdotes malgaches. En 1937 comenzó la construcción definitiva del actual monasterio.

Carmelo de referencia, Carmelo generoso el de Antananarivo, que con refuerzo comunitario que provino de Europa por intervención del P. María-Eugenio del Niño Jesús, dio origen a las fundaciones de Fianarantsoa (1958) y de Tuléar (Toleary) en 1975. Actualmente son 17 monjas en la comunidad, con tres profesas simples, una novicia y tres postulantes. Las Carmelitas de Antananarivo/Ampasanimalo representan la referencia contemplativa de la capital.

La misa tempranera de las seis de la mañana (aquí, como en África, se vive de sol a sol) congrega a unas 150 personas a diario. Los domingos crece la asistencia en número y colorido. Media hora antes, durante el canto de Laudes de la comunidad, se llena por completo la capilla y comienzan a ocuparse los bancos del exterior. Niños y grandes, todos vienen con los mejores trajes de fiesta. Todos cantan y rezan, nadie permanece con la boca cerrada. Un joven al organillo acompaña el canto con proezas de virtuosismo. En mi delicia interior pienso que el Señor no puede desdeñar un clamor general tan trepidante. La misa del Carmelo es muy apreciada en el barrio.

            Vengamos ahora a hablar de los frailes. La residencia de los Carmelitas, sobria y poco desahogada, ha crecido al ritmo de las necesidades en un recinto estrecho. Es el estudiantado de filosofía y teología. Pero en la estrechez pervive el escolasticado de 34 jóvenes profesos en fase de estudios eclesiásticos, que los realizan en el cercano seminario mayor y facultad de teología. Mi primer encuentro con ellos fue de mi gusto, en la celebración matinal. Yo presidía la eucaristía en francés. Ellos cantaban en malgache con el xilofón, con el tam-tam que impone el ritmo preciso. Canto recio, canto sonoro. No sé si por la resonancia de la acústica, estaba por decir que me sonaba a un canto barbudo. Como en África, la sonrisa y la gentileza configuran la vida de una atención esmerada en delicadezas. Es el gesto habitual de su comportamiento. La comunidad se ha responsabilizado con la pastoral de una parroquia vecina. Así los jóvenes Carmelitas tienen una iniciación gradual a la pastoral en la animación de varios grupos que frecuentan la casa, como el Carmelo Seglar o el grupo bíblico o de oración o acuden a la parroquia. A partir de este presupuesto todo el Carmelo Malgache tiene un fuerte acento de espiritualidad con casas para esta finalidad en la metrópoli y en las nuevas fundaciones en otras islas del Océano Índico.

 

            Fianarantsoa.-

El programa que me han fijado exige los desplazamientos fuera de la capital. Pongámonos en camino a este destino. A 400 km. de la capital son ocho horas de ruta para llegar a esta ciudad en dirección sureste, que es la zona más evangelizada de la Isla Grande. Paisaje variadísimo, venta de comercio al borde de la carretera, fabricación artesanal de ladrillos y de carbón. Por todos estos vericuetos serpenteantes se conduce rasante, a velocidades de vértigo, casi con pretensiones de emular a Fangio o a nuestro Alonso en Fórmula 1.

            No se ve y se deja desear la hora de llegada. Monte arriba, valle abajo, curvas, revueltas, puentes estrechos. Sufren las vértebras y los huesos por el mal estado del asfalto. Sin embargo, a la vista se le ofrece el disfrute de un panorama  sobrecogedor de vida y de paisaje: tierra negra, tierra roja, tierra blanca, poblados alrededor de una iglesia, construcciones en adobe y en fantasía arquitectónica, cultivo en terrazas agrícolas, tanta gente caminando bajo el sol, medios de transporte conducidos por cebúes o personas jadeantes, el culto a los muertos en tumbas de lujo y cementerios, el labrantío de sus campos, …

“Tonga soa”, me dicen (= Bien venido). Detengámonos en el significado del toponímico: Fianarantsoa = Donde se aprende bien. Pero los celosos habitantes de la capital apostillan con malicia: “Donde se imita bien”. A 1. 400 m. de altitud es el centro histórico y cultural de Betsileo. La ciudad fue fundada en 1830 sobre un antiguo poblado. Hacia 1870 fue el centro misional más importante. Se encuentra, igual que la capital, en  la zona central de las Tierras Altas. Meseta, diríamos nosotros.

            En 1913 se creó el vicariato apostólico de Fianarantsoa. En 1956 llegó a ser diócesis. En 1958 se convirtió en arzobispado. Aquí, a las afueras de la ciudad y sobre una colina está el segundo Carmelo de Madagascar. Se fundo el 11 de febrero de 1958 como recuerdo del primer centenario de las apariciones de la Virgen de Lourdes. La comunidad posee una crónica detallada de los avatares de la fundación, con tantos particulares y vicisitudes del período de construcción y de los primeros tiempos. El emplazamiento ofrece un espléndido panorama sobre cumbres cimeras de montañas en todas las direcciones.

Estas industriosas hijas de Santa Teresa han organizado también aquí su trabajo de subsistencia. Además de los medios clásicos de fabricación de hostias y de ornamentos sacros explotan los frutos de su extensa huerta conventual con un poblado gallinero y vivero de plantas. Recientemente han construido un salón multiuso para grupos parroquiales y para movimientos eclesiales. Es el Carmelo mejor nutrido de la Isla Grande con 25 monjas. Otras Hermanas de la comunidad prestan servicio en Israel, Francia y Bélgica. También aquí las jóvenes Hermanas en formación dan una nota de juventud a la comunidad.

El Carmelo de Fianarantsoa es un foco de atracción vocacional. Tiene en proyecto una nueva implantación en Arivovimano. A mis cuatro  conferencias diarias sobre Santa Teresa de Jesús acuden también las Carmelitas Menores de la Caridad,  Congregación italiana (Fontanalucia, RE) con asentada presencia misionera en Madagascar. Se dedican a recoger y a cuidar –¡ellas mismas personalmente!- las personas más deformes de la sociedad. El renombrado hospital “Cottolengo” de Turín no ofrece el espectáculo de los monstruos humanos que se contemplan aquí.

 

Mahajanga.-

            Región costera, región tropical en el noroeste de la Isla Grande. A 600 m. de la capital, puerto de mar, con playas y meandros marítimos y fluviales. Ésta sería la carta geográfica aproximativa. Pero, ¿por qué tiene que ser aquí el sol tan inclemente, tan duramente implacable? Con las persianas bajadas el calor parece entrar por bocanas en el interior. No hay alivio ni en la sombra. Pocas veces viene una miseria sola. Escasea mucho el agua en el convento de las Carmelitas, porque se ha secado el pozo en razón de la sequía prolongada en espera de la lluvia que no llega. Pero ellas muestran su arrojo de cuño teresiano. Trabajan igual, sin miramiento de sol o de sombra.

Un campesino me advirtió que antes la luna en su fase llena amaba limpiarse la cara y por eso producía la lluvia. Pero ahora con el cambio climático no rige la ley ancestral. Todo proviene –decía- de tanto quemar bosques y provoca la sequía. Imagínense la situación: Calor, sudor, falta de agua, … ¿Cómo se habrán de regar las plantas, las flores y toda la horticultura? Es decepcionante abrir en un día de calor un grifo muerto porque no puede darnos el agua que esperábamos.

            El Cristianismo nació en la zona por obra de los laicos que vinieron del interior. La primera iglesia se levantó en 1895. A los 25 años de evangelización Mahajanga llegó a ser en 1923 Vicariato Apostólico. Es diócesis desde 1955. Si en 1898 con la llegada de los primeros misioneros contaba con 200 cristianos hoy son más de 75. 000 los bautizados para una población de 800. 000 habitantes. La diócesis cuenta con vastas zonas de primera evangelización.

            El Carmelo aquí se hizo esperar cuarenta años. La fundación actual es el cuarto monasterio de Madagascar, fruto conjunto de la aportación de personal de los otros tres Carmelos de Antananarivo, Fianarantsoa y Tulear. La primera piedra se bendijo en 1991. Fundación trabajada por la muerte consecutiva de dos Prioras, en 1994 se inauguró la nueva construcción y monasterio definitivo. Actualmente tiene siete jóvenes Hermanas en formación. La construcción es abierta y aireada, con ventanales y verandas para facilitar la ventilación del ambiente. Dispone de espacios para personas o grupos de retiro y de ejercicios espirituales.

Todavía perduran algunos recuerdos pictóricos del paso de las reliquias de Santa Teresita en 2003. Estas valientes Hermanas son capaces de explotar una discreta granja frutal y de hortalizas. De este modo inician a sus empleados en el conocimiento y gestión de este oficio.

            Aullidos rabiosos de los perros circunvecinos, gallos prepotentes con el metabolismo alterado se adelantan a la aurora con su cacareo sonoro y perturban la quietud nocturna. También los mosquitos arrecian aquí sus zumbidos y picaduras. Total, la noche en algunas partes se convierte “en una mala posada”. Con todo, convengo en que la noche en el trópico, con el claror de la luna sobre la sabana, tiene también su seducción majestuosa.

            Me despido de Mahajanga con una gran admiración por estas valientes hijas del Carmelo. No tiene que ser nada fácil extraer el agua del pozo con cuerda y caldero para la irrigación de las sedientas y agostadas superficies del jardín, para la limpieza en general, para la cocina. Para ellas es una tarea alegre durante los meses de sequía esta vida entre calderos y palanganas. No en vano Santa Teresa inculcaba a sus hijas que no fueran mujercillas flojas, sino varones esforzados.

A 80 km. se encuentra la Misión de Amboroby, confiada a los Carmelitas malgaches. Con su extensa parroquia y 34 capillas externas, con su hospital y liceo “Edith Stein” es una avanzadilla en la primera evangelización de la zona.

 

            Tulear.-

            Puerto de mar y zona de playas de arena blanca en el suroeste del Canal de Mozambique.Región tropical.Antiguo mercado colonial en ruta hacia la India.Los nativos dicen más bien Toleary. Con sus 200. 000 habitantes es la quinta ciudad del país. El Cristianismo se asentó en 1897.

Aquí fundó el Carmelo de Antananarivo su tercera implantación en 1975. El monasterio se encuentra en el barrio de Belemboka  (= Lugar de mucho polvo). La construcción es bajita, de sólo planta baja para no desentonar con el entorno. Las 20 Hermanas de la comunidad muestran una envidiable edad media joven. Tres Hermanas están cedidas para reforzar los Carmelos de Tierra Santa. Desde 1996 los cuatro Carmelos de la Isla Grande pertenecen a la Asociación de los monasterios  carmelitanos del Océano Índico. Santa Teresa ha creado escuela entre sus hijas, porque en todas partes del mundo muestran la misma acogida repleta de delicadezas.

            También aquí la misa tempranera de las Carmelitas se ve frecuentada por la numerosa asamblea. La animan los novicios asuncionistas y otras jóvenes en formación de las casas religiosas circunvecinas. El canto participado transmite sensación de festiva celebración. El arco melódico de los cantos es distinto de África, pero son melodías sonoras que se retienen fácilmente. Los domingos se llena también el recinto añadido con 16 bancos suplementarios, que con las puertas abiertas parece una ampliación de la capilla. La celebración litúrgica es el regalo mañanero para el día. Niños y mayores lucen las faldas y camisas mejor planchadas para el día del Señor.

            A las conferencias teresianas en el Carmelo asisten las Carmelitas de la Providencia (La Pommeraye, Francia) y las Hermanas de Santa Teresa de Jesús (Avesnes, Francia). La familia carmelitana se engrosa con el mismo interés por conocer mejor a su Madre.

 

            Conclusión.-

            Si se me pregunta si estoy dispuesto a regresar a Madagascar con un programa tan intenso de trabajo, respondo que sí. Es más lo que se recibe que lo que se da. Valen la pena estos desplazamientos abruptos de viajes con trajín, con cambios bruscos de temperatura frente a la escucha atenta del mensaje teresiano con verdadera sed e interés. Uno se alegra de que así el Carmelo se convierte en más Carmelo o en Carmelo más calificado.

            El Carmelo de Madagascar tiene que circular en el círculo general de la Orden. Los cuatro monasterios más uno en preparación ofrecen un brío por su juventud, por el número comunitario; es el reflejo de una realidad viva. Son cuatro Carmelos diversos en la geografía, diversos en la construcción de edificios, diversos en el ambiente comunitario. Pero tienen en común la alta escuela teresiana: la delicadeza, la llama teresiana,  la apertura eclesial, la escuela de limpieza, una liturgia inculturizada, ... Común es también la devoción a San José y a Santa Teresita. Todo esto se mide como un precio y regala gran satisfacción.

            El Comisariato de los frailes es igualmente prometedor por el crecimiento general y sostenido, por su organización en obras misionales y oferta espiritual, por sus nuevas implantaciones en la Isla de la Reunión y en la Isla Mauricio, en Canadá más allá del Océano Índico, por su disposición al servicio de los proyectos generales de la Orden. El florón del buque insignia del Carmelo de Madagascar es doble. El P. Sergio Sorgon, Carmelita italiano asesinado misteriosamente en enero de 1985, ejerce de  recordatorio perenne de la entrega misionera al país. Juan Pablo II levantó la voz para protestar contra este crimen, que permanece siempre impune y nunca aclarado. Mons. Fabien Raharilamboniaina, joven obispo Carmelita de la diócesis de Morondava, es el despunte de la consolidación y calidad del Carmelo malgache.

La Obra Maxima Revista Carmelitana y ONGD para el Desarrollo.
Pedro Egaña 7 - Apartado 20 - 20080 San Sebastián
Teléfono. +34 943 459 575 - revista@laobramaxima.es
Política de protección de datos - Política de cookies