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Crónicas Misioneras

El Carmelo de Boussu, Bélgica,una historia de éxodo y de acogida

El Carmelo de Boussu, Bélgica,

                                 una historia de éxodo y de acogida

 

                                                                            Dámaso Zuazua, ocd,

 

Cuando salí de la dirección de La Obra Máxima en 2001 dejé preparado un artículo de François Ponchaud, traducido del francés, sobre Camboya. Se publicó en el número de la revista de julio del 2004 con el título significativo de “Camboya, un país lejano, desconocido”. De ese país lejano y desconocido proviene la historia que estoy por narrar. De inverosímil, parece un acertijo de difícil adivinanza. Su recorrido en un zig-zag imprevisto e imprevisible se presenta poco rectilíneo y menos directo: un monasterio de Carmelitas Descalzas en Bélgica que proceden de Camboya y son monjas del Viet Nam. Extremo Oriente y Occidente Europeo, ¿se podrán juntar con espontánea facilidad? El recorrido suscita, cuanto menos, una curiosidad, un interrogante; parece prometer una sorpresa. Es verdad, está probado, que en las vías más oscuras y misteriosas la Providencia se manifiesta con más luz.

            Provenientes de tan luengas tierras, ¿cómo llegaron estas Carmelitas a instalarse en Europa? ¿Cuál es la razón de ese éxodo aventurado? ¿En qué extraña vorágine pudieron sucumbir? ¿Qué fantasmagórica ballena las arrojó en ese recodo de Boussu, Bélgica, a 78 km. de Bruselas, cerca de la ciudad de Mons, en dirección de Francia?

Adelantemos primero una nota para conocer los orígenes del Carmelo en la patria de procedencia. En el lejano 1919 el Carmelo de Saigón realizó esta implantación en Pnom-Penh. Desde 1859 hasta 1954 Vietnam y Camboya actuales fueron un único protectorado francés. La Indochina francesa comprendía la Cochinchina, Annam, Tonkin, Camboya y Laos. Los deseos y tratativas para un Carmelo en el vicariato apostólico de Camboya comenzaron ya en 1912. El 5 de agosto de 1919 partió de Saigón el equipo de fundadoras, compuesto por Carmelitas francesas y vietnamitas. La instalación provisoria se asentó en un islote del río Mekong. La capilla y el monasterio definitivo se bendijeron en 1921. El monasterio de Phnom Penh vivió un momento de florecimiento vocacional en torno al “huracán de gloria” de Santa Teresita del Niño Jesús. Por eso pudo realizar las fundaciones de Bangkok (Tailandia) en 1925 y de Kunming (China) en 1936.

Batallas intensas y crueles en la zona se vivieron en 1940 entre las autoridades francesas y los atacantes japoneses, que pretendían suplantar a las tropas galas.

Volviendo en concreto a Camboya, no hemos olvidado todavía el siniestro recuerdo del exterminio de más de tres millones de camboyanos por los Khmeres Rojos, por el régimen de Pol-Pot (+ 1998) entre 1975 y 1979. Fue la consolidación genocida de la revolución que se había instaurado el 1 de enero de 1970. Solo el sanguinario Guek Eav, llamado “Duch” y ahora procesado por las Naciones Unidas, acabó con 17. 000 vidas comprobadas en la prisión de Tuol Sleng.

Interrumpo aquí todo atisbo de referencia histórica. Las interesadas nos informarán del resto.

 

  • Vuestro Carmelo Belga de Boussu proviene de Phnom Penh en Camboya. ¿Quiere referirnos los orígenes de su Carmelo en el país de origen?
  • El Carmelo de Phonom Penh se fundó en el lejano 1919 a petición del vicario apostólico Mons. Bouchut, con monjas provenientes de Saigón. La  priora fundadora, M. Ana de Jesús, era profesa de Saint Brieuc en Francia, pero llevaba ya varios años al frente de la comunidad de Saigón. A su demanda el incipiente Carmelo en país tan lejano tuvo necesidad de la ayuda de varios monasterios de Francia y Bélgica. Eran los tiempos de la extensión del Carmelo en Europa, eran los tiempos de la colonización francesa en Extremo Oriente.
  • ¿Cómo tomaron esa decisión tan grave de abandonar el país precipitadamente? ¿Qué amenaza real había para las monjas en Camboya?
  • La comunidad cristiana de nuestra patria es muy reducida. En 1970 se censaba en unos 60. 000 católicos en todo el país. Pero la mayoría de los cristianos es de origen vietnamita. De esos emigrantes provienen los católicos. Con ocasión de la revolución de marzo de 1970, que acabó con el régimen de Sihanouk, 800 católicos fueron masacrados de una vez –en una noche- en la parroquia a la que pertenecíamos las Carmelitas, incluyendo muchachos de 10 a 12 años. En un principio, más que de persecución religiosa, se trató de hostilidad contra los vietnamitas. Aquí se vivió una noche de San Bartolomé renovada en los tiempos modernos, que no distinguía entre vietnamitas del sur –entonces todavía pro americanos- y del Vietcong, comunistas del norte. A todos los vietnamitas se les trató con el mismo rasero. El obispo de Phnom Pehn advirtió bien que el avance de los kmeres rojos se manifestaría en discriminación religiosa, sobrepasando   políticas o etnias. Según él, nosotras las Carmelitas corríamos el mayor peligro. Por eso él mismo decidió nuestra evacuación inmediata a Europa, vía Bangkok. Y en la misa de despedida, para evitar todo posible equívoco, dijo el obispo: “No son ellas las que han pedido marcharse. Hasta ahora el Señor las ha querido aquí. Llega la hora en la que en otra parte rezarán y se sacrificarán por el pueblo camboyano, por la resurrección de su Iglesia…” Las 18 Hermanas salimos con el último avión americano. Todavía en el aeropuerto, dos obuses estallaron muy cerca de nosotras. Cercado por las bombas, el avión tuvo que despegar de forma precipitada. Nuevo sobresalto: En la escala de Bangkok nos avisaron que no teníamos visado para la escala de Tailandia. Pero el problema se solucionó.

             Nuestra comunidad de Carmelitas tenía un doble sentimiento: el de

      salvarnos del peligro atroz e inminente, pero también el de una sensación de

      privilegio que nos separaba del sufrimiento de nuestros cristianos. Nosotras

      estábamos dispuesta al martirio. La decisión vino de nuestro superior

      eclesiástico. El 21 de abril de 1975 llegamos al aeropuerto de Bruselas, tras

      17 horas de vuelo intercontinental.

  • ¿Por qué y cómo llegaron a Boussu en Bélgica?
  • El superior provincial belga  y asistente de la Federación de las Carmelitas de Bélgica Sur, P. Antoine Marijsse, tuvo conocimiento de nuestro drama por la prensa. El se preocupó de encontrar un asilo para nuestra errancia. La Priora del Carmelo de Boussu se mostraba toda dispuesta, a nombre de su comunidad, a recibirnos. Yo pregunté a mi comunidad si estaba preparada para partir de Camboya sólo con lo puesto, dejando a los fieles católicos nuestro monasterio con todos sus muebles y bienes. Tras un minuto de silencio y de reflexión obtuve el consentimiento decidido de todas mis Hermanas. Y partimos del país, cada una  únicamente con una bolsita de mano. Y, lo más hermoso, la comunidad de monjas belgas de Boussu se dispersó en otros monasterios para dejarnos plena posesión de su monasterio.   
  • En su comunidad actual hay monjas provenientes de Camboya y de Viet Nam. ¿A qué se debe?
  • Hasta nuestro éxodo forzado y doloroso en 1975 no había monjas de Camboya, sino cuatro Carmelitas vietnamitas nacidas en Camboya, cuyas familias habían emigrado a Camboya hacia 1860 para huir de la persecución religiosa contra los cristianos en Tonkin. Tenga en cuenta que entonces Camboya y Viet Nam no eran países diferentes, sino un único protectorado francés con regiones diversificadas.

                        Actualmente somos un conglomerado heterogéneo de 13

     Carmelitas: 4 son  de las que llegaron el 18 de abril de 1975; 2 Hermanas

     Vietnamitas provienen de Chantabury  por problemas de integración en

     Tailandia. Otras dos Hermanas provienen del Carmelo de Saigón en los

     momentos de difíciles avatares. Desde que estamos en Boussu se nos han

     juntado dos Hermanas americanas, 1 francesa. Tenemos una profesa simple

     de Vietnam y otra  holandesa.

  • ¿Cómo han podido conservar en Bélgica la identidad oriental de su comunidad?
  • Huir a la desbandada por una persecución a muerte no es aventura agradable. En Bélgica fuimos acogidas con la más ejemplar hospitalidad. Fue una llegada sin regreso. El obispo de Camboya, Mons. Yves Ramousse, el que nos dio la orden de abandonar el país por el peligro que corríamos, asegura siempre que nuestra ascendencia vietnamita sería mal vista en Camboya y continuarían las dificultades. Por eso optamos por quedarnos aquí. Pertenecemos a la Federación de las Carmelitas de Bélgica, hemos tenido aquí tomas de hábito de nuevas vocaciones. Todo apunta a que tenemos que quedarnos aquí, con nuestra historia y con nuestro pasado oriental. Tomamos en serio la recomendación que nos han hecho de que no permanezcamos como un producto exótico. Pero nuestra tradición conventual y el peso de mayoría oriental cuenta en comunidad, nos identifica en algún sentido.
  • ¿Cómo se percibe en Bélgica este Carmelo con su connotación oriental?
  • En el año 2000 celebramos las bodas de plata de nuestra presencia en Boussu. Fue una fiesta popular, participada, sentida profundamente, con muchas manifestaciones de agradecimiento. Vecinas y alejadas, son muchas las personas que confían en nuestras orientaciones, que nos muestran su cercanía con todas las señales de estima, de ayuda generosa a nuestra pobre economía. El alcalde de la ciudad nos ha agradecido en repetidas ocasiones por nuestra presencia en esta localidad …
  • ¿Cuál es la situación actual de la Iglesia en Camboya?
  • Procuramos estar informadas, mantenemos nuestra comunicación con nuestro país de origen. Conocemos las dificultades de la Iglesia, debido al régimen. Sabemos que la Iglesia hace enormes esfuerzos por sortear la situación, que trabaja seriamente por adaptarse a las necesidades, a la situación del país. Es una Iglesia popularmente evangelizadora, en medio de una sociedad pobre, con escasez de clero, con heroicos catequistas. Tenemos  la esperanza de que el grano de mostaza contiene su dinamismo prometedor.
  • ¿De dónde procede el Carmelo actual de Camboya?
  • Sí, desde hace poco tiempo hay de nuevo un Carmelo en Phnom Pehn. Ha sido fundado recientemente por Carmelitas coreanas de Seul. Los coreanos están mejor vistos que los vietnamitas en Camboya. El 28 de octubre pasado fue su inauguración oficial. Nosotras nos mantenemos en nuestra postura de un exilio sin regreso, actitud que adoptamos durante los trágicos acontecimientos de 1975 y que mantenemos para siempre, orando desde aquí por nuestra patria camboyana.

En la historia de este éxodo hay que admirar al mismo tiempo la disposición de las Carmelitas que abandonaron Camboya y de sus Hermanas de Bélgica, que las acogieron con la más ilimitada hospitalidad. El convento de Boussu, con los efectivos distribuidos por otros Carmelo belgas, las esperaba con la pintura fresca de los últimos días … El 1 de junio del 2000, festividad de la Ascensión, se ha celebrado el 25 aniversario de la histórica odisea. El referido P. Antoine Marijsse presidió la eucaristía de acción de gracias. En la homilía evocó los momentos trágicos que se vivieron, por una parte, y el convento abierto y preparado para acogerlas que encontraron al término de su azaroso viaje. Los archivos conventuales del monasterio de Mons conservan los testimonios, la documentación, los mensajes intercambiados en la prisa y en la incertidumbre, pero correspondidos con la más ejemplar acogida para recibir sin condiciones a las víctimas de una cruel diáspora de los últimos t

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