Cuando se visita el continente africano, a uno le llama la atención el gran número de niños que se encuentra por todas partes. África es una tierra pobre en muchas cosas materiales pero rica en otras. Las familias africanas, por lo general, están abiertas a la vida. Aún en situaciones económicas muy limitadas, las familias africanas consideran la vida como un don de Dios, que se recibe en un entorno de amor estable que es la familia a la vez que es un don, también, para la misma sociedad.
La iglesia católica, en sus amplios proyectos de apoyo al continente africano, apuesta seriamente por la educación de los niños y de los jóvenes. Son muchas las Congregaciones religiosas, también los Carmelitas Descalzos, los que consideramos imprescindible apostar por la educación de las nuevas generaciones. En primer lugar, por ellos mismos, para que reciban, además de una formación humana, conocimientos académicos que les ayuden para un futuro profesional. Sin una formación educativa sólida, las nuevas generaciones se enfrentan a un futuro profesional incierto e inestable.
Por otra parte, una apuesta seria por la educación, es, para los mismos países, garantía de una prosperidad social que ayudará a la misma sociedad a un desarrollo positivo y de crecimiento. Varios países africanos llevan unos años apostando por la educación y los frutos son destacables. Un país o estado que apuesta seriamente por la educación, vive una transformación social positiva y próspera.
Sorprende, por otro lado, que haya países en el continente africano donde la educación primaria no es obligatoria. Se constata claramente cuando visitando algún país concreto, por ejemplo, Malawi, uno observa que muchos niños no asisten a los centros educativos, sean públicos o religiosos y pasan sus largas jornadas jugando cerca de casa o paseando por las aldeas.
Los gobiernos y las instituciones internacionales tienen que trabajar aún más en organizar mejor el sistema educativo de los países en vías de desarrollo. Hay leyes que hay que implantar obligatoriamente, como es la educación primaria y secundaria además de ofrecer recursos, en la medida de sus posibilidades, para estos jóvenes puedan acceder a estudios superiores o de formación profesional. Para ello, los gobiernos seguirán contando con la colaboración de la Iglesia Católica que sigue apostando, con gran esfuerzo, en mantener los centros educativos donde un gran número de niños y de jóvenes sueñan con un futuro mejor.

