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Buena nueva misionera

Mensaje del P. General a toda lá Orden

Roma, 17 octubre 2015

Queridos hermanos y hermanas en el Carmelo,

Siento la necesidad de escribiros para compartir con vosotros los regalos que el Señor nos está haciendo. Como padre, indignamente llamado a este servicio, deseo pasar un momento con vosotros para «cantar las misericordias del Señor».

El jueves 15 hemos concluido el año centenario de nuestra santa Madre Teresa. He vivido este día en Ávila junto con tanta gente, que festejaba expresando su alegría, el agradecimiento al Señor y a la familia fundada por Teresa de Jesús, y el deseo de continuar a caminar con nosotros siguiendo sus huellas. Sé que esto ha sucedido en todo el mundo: de todos los continentes se ha elevado un canto de alabanza por el don de Teresa, «nacida para todos nosotros», para enseñarnos el camino que nos hace bajar a las profundidaes del amor misericordioso de Dios, manifestado en la carne de su Hijo.

Justo a mitad de la fiesta nos ha llegado también la noticia que nuestro querido P. George Tambala, definidor por África, ha sido elegido obispo de Zomba en Malawi. Estamos orgullosos y felices de poder ofrecer un hermano nuestro como pastor de aquella Iglesia local, aun sintiendo de corazón que ya no podremos contar con él como colaborador en el gobierno general.

Mañana celebraremos junto al Santo Padre la canonización de Luis y Celia, los padres de santa Teresa del Niño Jesús. ¡Cuántas cosas podemos y debemos aprender de su vida sencilla y ordinaria y a pesar de todo heroica, del heroismo verdadero de quien ama, olvidándose de sí mismo, de sus propias exigencias, de sus propios intereses, de sus propios derechos!

Estas experiencias de gracia nos ayudan y nos consuelan en un momento en el que la Orden está siendo atacada y desacreditada públicamente. No creo que nos corresponda responder al mundo con el lenguaje del mundo. Jesús, en el evangelio, nos lo ha advertido: «Los hijos de este mundo hacia sus semejantes son más astutos que los hijos de la luz». Dejemos, por lo tanto, que cada cual haga su trabajo siguiendo los propios criterios de deontología profesional. Quien esté interesado en conocer la verdad de los hechos, tal como nos resulta, puede dirigirse al proprio Superior Mayor.

En estos días me ha hecho reflexionar mucho un texto de la santa Madre Teresa. Se trata de un párrafo en Fundaciones, cap. 27, 21: «También algunas veces me daban contento las grandes contradicciones y dichos que en este andar a fundar ha habido, con buena intención unos, otros por otros fines. […] Creo fue mi gozo principal parecerme que, pues las criaturas me pagaban así, que tenía contento al Creador. Porque tengo entendido que el que le tomare por cosas de la tierra o dichos de alabanzas de los hombres, está muy engañado, dejado de la poca ganancia que en esto hay; una cosa les parece hoy, otra mañana; de lo que una vez dicen bien, presto tornan a decir mal». Esta era Teresa y su modo de sentir y vivir en medio de las contradiciones del mundo. Y esta era su fuerza, que le ha permitido realizar la obra que Dios le había confiado: considerar motivo di gozo y de consuelo lo que el mundo considera motivo de aflición y de desánimo.

Que el Señor nos conceda llegar a vivir las mismas experiencias del mismo modo en que las ha vivido nuestra Madre.

Con afecto fraterno

P. Saverio Cannistrà ocd
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