Crónicas Misioneras

Crónica 12. Por América Meridional Uruguay

Esta vez el rumbo de la ruta ha sido la América Austral. El salto aéreo de Buenos Aires a Montevideo es de breve duración. Pero el espectáculo visual resulta extraordinario: 300 km. de anchura tiene la majestuosa bahía del Río de la Plata. Llegados al Uruguay, como primera reacción, ¿qué nos recuerda esta república suramericana? Estado laico, el único de América Latina; al menos, en ese grado y con esa historia. La República de la Banda Oriental, que es el Uruguay, se extiende en una superficie de 10. 417 km. Consiguió la independencia en 1825. Tiene una fuerte explotación ovina y forestal, de producción lechera y de pieles.

Repasando la geografía nacional, encontramos nombres de referencia carmelitana. Al líder de la liberación José Artigas se atribuye la fundación de la ciudad de Carmelo en 1816. Además del “Fuerte Santa Teresa” en la metrópoli, encontramos un “Bañado de Santa Teresa” en un conjunto de humedales y tres poblaciones denominadas a nuestra Santa Fundadora. Según el censo del año 2. 000, Uruguay cuenta con una población de 3. 222.141 habitantes. La capital Montevideo con el 1.380.962 de personas acapara el 41. 6% del total de habitantes, frente al 1. 941. 179 (58, 4%) del interior. Con la emigración y el descenso de natalidad el país vive un proceso de envejecimiento.

Desprovisto de todo vestigio indígena, de toda lengua autóctona, Uruguay parece sufrir el síndrome de Melquisedeq: “sin padre, ni madre, ni genealogía…” (Hb 7, 3). ¿Cuál será su identidad? “Nosotros somos así…”, responden. El uruguayo tiene un inveterado talante liberal. El liberalismo penetró ya en 1813, 12 años antes de la independencia, por influencia inglesa, con marcada connotación positivista y masónica. Perdura la tradición desde que sofocaron la línea de José Artigas (1764-1850), el católico líder de la independencia. El partido de inspiración liberal es el Colorado, que con el Blanco Nacional ha regido al país en un bipolarismo proporcional. Por primera vez el “Frente Amplio” dirige ahora la política del país.

Desde 1816 rige la separación de la Iglesia y del Estado. La Iglesia vive una libertad sin privilegios. Nuestro sagaz Unamuno escribía con razón: “La libertad está enterrada y crece hacia dentro, no hacia fuera”. Creyente o no creyente, el pueblo tiene una cultura de respeto, de tolerancia, de libertad. Un estudio estadístico, con la elasticidad con que hay que entender las encuestas, presenta a la población uruguaya con un 52% de católicos, con un 19% que creen en un ser superior, con 11% de ateos,…

Montevideo es la capital más austral de América del Sur. Desde 1911 es el asiento de la primera fundación carmelitana. Allí está la iglesia neogótica de Prado, hoy parroquia cedida temporalmente a la archidiócesis. Nuestro convento actual es el de San José de la Montaña en la zona de Carrasco, parroquia pujante y teologado de la Delegación Carmelitana de Uruguay-Paraguay. Siempre en la metrópoli, tenemos los dos Carmelos de Nuestra Señora de la Esperanza y del Silencio y del Corpus Christi y Santa Teresita. A mí me interesa resaltar la fuerte captación misionera de la parroquia de San José. Comunidad parroquial de entusiasta participación de los laicos, no recuerdo haber encontrado un grupo juvenil de tanta sensibilidad misional: receptivo, experimentado, comprometido. Hay voluntad y buscan horizontes. Estos jóvenes muestran disposición y ofrecen materia para una colaboración en régimen de voluntariado. El vivero promete frutos, … que comienzan a despuntar.

Florida

La homónima ciudad, departamento, diócesis tienen un nombre a medias. La denominación completa hubiera sido Floridablanca, en recuerdo del histórico conde en España (1728-1808), estadista de corriente liberal en los reinados de Carlos III y Carlos IV. De Montevideo se llega por una espléndida carretera de 95 km., en dirección centro-sur. Todo el recorrido atraviesa un paisaje muy verde y ondulado en la “penillanura cristalina”. En esta ciudad de 25. 000 habitantes actuales, como consecuencia del movimiento de los “Treinta y Tres (héroes) Orientales”, se aprobaron las “Tres Leyes Fundamentales”, que declaraban “irritos, nulos y disueltos y de ningún valor para siempre” todas las vinculaciones precedentes a potencias extranjeras. Como perenne documento visual se lee en la solemne inscripción del muro izquierdo de la catedral: “En este predio histórico fue proclamada el 25 de agosto de 1825 con palabra de ley fundamentada en la soberanía la reafirmación de la existencia política y jurídica del Pueblo Oriental”. Con este pronunciamiento se proclamó la independencia del Uruguay.

En 1897 nació la diócesis, cuya patrona desde que asumió el nombre de Florida en 1931 es Santa Teresita, con su propio santuario en El Chamizo. El altar dedicado en la catedral a la santa Patrona de las Misiones recuerda también este patronazgo. En el altar mayor se venera la Virgen de los Treinta y Tres, celeste protectora del país. Es una talla diminuta, en barroco guaraní porque proviene de la zona actual del Paraguay. El santo más popular es san Cono, desde que algún emigrante italiano trajo la carismática estatua en 1885 de su Teggiano natal en el Salernitano de Italia. Su fiesta del 3 de junio supera todas las celebraciones.

Antes de llegar a la ciudad, sobre un ligero promontorio a la derecha, está la colina carmelitana: el noviciado de la Delegación Provincial de Uruguay-Paraguay y el reciente monasterio de las Carmelitas dedicado a Santa Edith Stein. El cartel indicador es todo un documento de identidad: “Carmelitas Descalzos.- Centro vocacional”. Penetremos en su interior. No recuerdo haber encontrado un convento más lineal, más sencillo, más esencial. Tiene abundante luminosidad por claraboyas y grandes ventanales. Cuando cae la lluvia el techo de cinc provoca un alboroto ruidoso. El entorno de interminables praderas y recodos de eucaliptos coloca al antiguo “tambo” o casa de producción lechera –con los necesarios añadidos actuales- en su justa ubicación bucólica para convento.

La razón actual de la casa es el noviciado. La comunidad formativa estable está formada por el P. Felipe Sáinz de Baranda, superior y maestro, por el P. Benito Díaz Santamaría, exmisionero de Sucumbíos y atento administrador de la casa y de la finca, y el diácono paraguayo fr. Juan Antonio Vázquez, a punto de terminar su licencia en teología. Recordemos al enérgico grupo de los cinco novicios: Carlos, Matías, Nelson, Obdulio y César. Provenientes del Paraguay, tienen la noble identidad guaraní. Han llegado aquí tras dos años de aspirantado y otros dos años de postulantado en la patria. La tarde semanal de iniciación pastoral les hace restregar los ojos ante la tradición laica del Uruguay. Es una sacudida oportuna para una religiosidad que los había formado en un ambiente socio-cultural más arropado.

El P. Felipe Sáinz de Baranda prodiga la misma amplia sonrisa de siempre. General de la Orden por dos sexenios (1979-1991, creyó, promovió y apostó por el Carmelo en América Latina. En sus años al frente de la Orden se consolidó el Carmelo en el continente. Consecuente con cuanto impulsó, se encuentra ahora feliz y optimista. ¿Es un símbolo o es una confirmación? Quien gobernó a los religiosos pastorea hoy –a ratos perdidos y ocasionales- a ovejas y corderos. El P. Felipe alberga proyectos de difusión carmelitana. La petición ha venido de fuera. Lo dijo el presidente de la Conferencia Episcopal: “Está muy bien el noviciado aquí. Pero en este terreno tienen que hacer algo al servicio de la iglesia de Uruguay en el campo de la Espiritualidad, que sea diferente de lo que normalmente se llama una Casa de Espiritualidad … Además será el mejor camino para suscitar vocaciones”. Así en el noviciado de Florida se vive la pastoral del “venid y ved” evangélico (Jn 1, 39). Esta extensa soledad de 17 hectáreas enmarca una vida intensa y responsable, en un ambiente sobrio y sereno.

Por la vida que se respira, por las vocaciones que se anuncian hay fundadas esperanzas para que el noviciado carmelitano de Florida sea en Uruguay –al decir de Santa Teresa- “una estrella que diese de sí gran resplandor” (Vida 32, 11). El augurio se manifiesta en la esperanza que se verá cumplida. Se aceptó el reto y se trabaja en consecuencia.

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