Crónicas Misioneras

Madagascar - La evangelización. (2ª Parte)

Actualmente Madagascar vive todavía con su filosofía ancestral. Son su «semina verbi». Los antepasados han facilitado la implantación del Cristianismo. No se puede evocar a Dios sin hablar de los muertos. El culto a los muertos tiene un puesto esencial, porque con ellos nos referimos a la divinidad: los antepasados son sagrados. Vivos y difuntos permanecen siempre relacionados.

Al mayor o menor culto que se ofrezca a los antepasados corresponde la bendición que ellos procuran a los vivos. Esto ha creado una moral natural sana: «Es preferible aparecer culpables a los ojos de los hombres que serlo de verdad ante Dios».

Alejado en el Océano Índico, Madagascar permaneció al margen de la leyenda del preste Juan, que incentivó la entrada del Cristianismo en algunas partes de África y de Oriente. En 1577 llegaron los Dominicos a Mozambique. ¿Habría sido el P. João de São Tomás, el primer misionero de Madagascar? El jesuita Luis Mariano embarcó en Goa en 1613 para buscar en la Isla Grande a los descendientes de los primeros portugueses que se asentaron aquí. Dejó constancia de que los habitantes de la costa empleaban un vocabulario «swahili», mientras tierra adentro parecían escucharse elementos malasios.

El primer cristiano nativo parece haber sido el hijo del rey Tiambany en 1613, llevado a Goa por los portugueses y regresado a Madagascar con el nombre cristiano de Andrés Ramaka. En el mismo siglo XVII san Vicente de Paul envió a dos misioneros lazaristas. Eran Charles Naquart, de 30 años, y Nicolás Gonder, de 29 años. Éste falleció a los seis meses de llegar. Es un indicio de las condiciones de vida en ese tiempo. Pero el P. Charles pudo contactar con el primer cristiano malgache.

El P. Naquart dispensó 77 bautismos y celebró 10 matrimonios. Fueron los exordios de la evangelización sostenida en la Isla. El primer catecismo de la doctrina cristiana se publicó en 1657. Tras la creación de la primera imprenta por obra de la Misión en 1827, en 1835 se publicó la primera traducción completa de la Biblia en malgache, recogiendo los trabajos que venían realizándose desde 1825. En 1830 Mons. Henri Solages (1786-1832) fue nombrado el primer prefecto apostólico de Madagascar y de las Islas del Índico.

Dando un paso hacia delante, en 1914 se crearon los vicariatos apostólicos de Diego Suares en el norte, Antananarivo y Fianarantsoa en el centro y Fort Dauphin en el sur.

El primer sacerdote nativo, Basilide Rahidy (1839-1883), se ordenó en 1874. Entre los religiosos nativos abre el paso el Beato Rafael Rafiringo, de las Escuelas Cristianas de La Salle. La Iglesia de Madagascar conoció la persecución, el martirio, la expulsión de los misioneros en tiempos de la reina Ranavalona (1828-1831). Prohibió el culto de los «ancestros extranjeros». Pero la Biblia en manos de los laicos salvó el bache de la ausencia de los misioneros.

El gran apogeo de la Misión con la creación de tantas escuelas se desarrolla entre 1914 y 1939.

En 1921 la fundación de las Carmelitas Descalzas supuso la primera implantación contemplativa. En 1925 se ordenaron ya nueve sacerdotes nativos. Se preparó un laicado comprometido. Su exponente mejor fue la noble Victoria Rasoamanarivo, ejemplo de caridad y de fidelidad conyugal, beatificada por Juan Pablo II en 1989. De los 5. 000 católicos en 1870 se pasó al 1. 250. 000 en 1960. Con siete años de antelación en 1953 los obispos declararon públicamente la legítima aspiración del pueblo a la independencia del país.

Sobre todo a partir del Concilio Vaticano II la presencia misionera ha ido reemplazándose por un clero nativo en crecimiento continuo. Lo mismo se puede decir de los cuatro seminarios inter-diocesa-nos. A partir de 1980 las familias religiosas conocen también un aumento de efectivos. Han pasado de 1.500 a 7.000 religiosas/os en diez años. Actualmente la Iglesia Católica forma parte del paisaje social y cultural de Madagascar con color propio.

Su influencia va creciendo en los 56 años de la independencia. Más del 50% de la población es cristiana.Su representación varía entre el 91% y el 10% de la

población, según regiones. La fe católica se abre paso con sus instituciones de enseñanza, con su aportación al mundo de la sanidad y de la beneficencia.

Cuenta con un clero secular y regular bien formado, en número creciente, con un laicado organizado, preparado y comprometido. Desde 1980 existe también un Consejo de las Iglesias Cristianas de Madagascar. Un acontecimiento histórico que permanece en los anales de la nación fue la primera visita de un Papa en la persona de san Juan PabloII. Fue en abril de 1989.

Iglesia y Carmelo en Madagascar son entidades consolidadas, y se muestran generosas por imperativos misionales. Nunca han olvidado sus raíces. También ellos proceden de la Misión. Son su mejor fruto, sobre todo creando la conciencia de que la Iglesia y el Carmelo tienen que continuar siendo misioneros.

CONTINUARÁ

La Obra Maxima Revista Carmelitana y ONGD para el Desarrollo.
Pedro Egaña 7 - Apartado 20 - 20080 San Sebastián
Teléfono. +34 943 459 575 - revista@laobramaxima.es
Política de protección de datos - Política de cookies