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Crónicas Misioneras

Crónica 6. Misión con espiritualidad en colombia

Las Misiones Carmelitanas se extienden por diversas áreas geográficas: África, Asia, América Latina, Europa del Este,... Se desarrollan en contextos diferenciados, viven y se insertan en situaciones varias, a veces en situaciones de emergencia, con esfuerzo de inculturación. Pero siempre con el compromiso del mayor servicio a la Iglesia y a la sociedad necesitada. La Misión nos obliga a pensar en los demás. Junto con la oración, la Misión es el elemento más revitalizador de la Orden.

Aterrizamos esta vez en tierras de Colombia. La clásica realidad misional de este país en el pasado para el Carmelo fue la Prefectura Apostólica de Urabá (1918-1941), entre indígenas caribes y kunas, en el golfo de Darién. Ahora, desde 1954, sigue siendo la diócesis de Tumaco en la costa meridional del Pacífico con el obispo Mons. Gustavo Girón Higuita. Pero está naciendo otro despunte del que conviene hablar.

Departamento  de   Boyacá

De los boyacenses, lo más interesante es su forma de hablar el castellano, con un sabor y un encanto incomparables: la forma mayestática de Su Merced, el adverbio harto,... Parece el castellano de los tiempos de Santa Teresa. Esta región se sitúa en  el centro del país, en la Cordillera Oriental de los Andes. Tiene una extensión de 23.189 km2 con una población aproximada de 1.200.000, agrupada en 266.000 hogares y 289.000 viviendas. La administración está dividida en 123 municipios, 123 corregimientos. La ciudad de Tunja es la capital departamental.. Los recursos de vida provienen de la producción agrícola y pecuaria, la minera –carbón, yeso, cal, arcilla, hierro, esmeraldas y petróleo-, la industria siderúrgica, el comercio, el turismo y, en los últimos años, la industria fabril.

La población indígena llega escasamente a 2. 000 personas, que pertenecen a la etnia de los tubenos. El departamento dispone de 35 hospitales, 3 clínicas, 37 centros de salud, 186 puestos de salud, 254 médicos vinculados al sector oficial y 2.403 centros de atención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Los hogares con acueducto representan el 61,5%, el 40,3% con alcantarillado, el 87,7% con energía eléctrica. La población con necesidades básicas insatisfechas, catalogadas como pobres, representa el 46,8%. La tasa de analfabetos podría rondar en torno al 15,75% en mayores de 15 años.

Vengamos a su historia ancestral. Para los indios Muiscas, que habitaron la zona se sitúa aquí el origen del hombre con el paraíso terrenal. Según su tradición, Bachué y Bochica (=Adán y Eva) se bañaban plácidamente en las aguas de la laguna de Iguaqué. En el decurso de los tiempos, hace 2. 5000, estos mismos indígenas establecieron aquí, por los lados de Monquirá, un mítico santuario al Dios-Sol. Se han logrado salvar más de 50 columnas del colosal templo. Tuvieron también un observatorio astronómico, por la nitidez del firmamento de día y de noche. En la zona se ha encontrado también un cronosaurio fosilizado de 280 millones de años. A flor de tierra abundan muchos fósiles, grandes y pequeños, por ser una  región paleontológicamente excepcional.

Pero hablemos de la población emblemática. Se llama y es   

Villa  de  Leyva

A menos de 200 km. de Bogotá, a 2.145 m de altitud sobre el nivel del mar, esta histórica localidad boyacense tiene encanto, embrujo, atractivo; “duende”, diría F. García Lorca. Fue fundada en 1572 por Andrés Díaz Venero de Leyva, que le dejó su nombre. Encontramos aquí el esplendor y el ejemplo más representativo del arte colonial de toda Colombia. Es una ciudad de 7. 000 habitantes con un estilo completamente unitario de casas originales o restauradas; blancas de pared y verde en sus balcones y ventanas, ninguna construcción desentona del patrón general. Hay que adentrarse en sus patios interiores, que son inimaginablemente profundos y variados. Las calles y plazas están empedradas: armonía ambiental de plácida visión. Si Villa de Leyva fue en un tiempo el lugar de descanso de los virreyes de España, es hoy meta de un turismo boquiabierto. La ciudad se extiende en la llanura, a los pies de un monte pelado Con estos antecedentes se comprende que abunde aquí la artesanía local                                             

En los tiempos de la incipiente República de la Nueva Granada los protagonistas de la Independencia pasaron por aquí: Bolívar, Nariño, Caldas, Fernández Madrid,... Aquí se reunió el Consejo o Asamblea de la República en 1812 para afirmar la soberanía de la actual república de Colombia.

La  fundación  “Santa Teresa  de Ávila”

¿De quién queremos hablar primero, del bendito San José o del P. José Arsesio Escobar? El Patriarca de Nazareth trabaja aquí sin descanso. También se le invoca con insistencia... para tanto milagro. El P. José Arsesio Escobar es un carmelita colombiano que tiene la rara capacidad de convertir sueños y utopías en realidad... con la inestimable complicidad  del “gloriosísimo padre nuestro San José”. El epíteto es de experimentado cuño teresiano  (V 36, 5), que se repite ahora en este logro misionero de Villa de Leyva.

 José Arsesio Escobar se había iniciado en una pastoral difícil y arriesgada, comprometida en extremo, durante su conventualidad en Sonsón en la redención de prostitutas e infancia violada. La obra misional de Villa de Leyva es la fundación “Santa Teresa de Ávila”. Sus comienzos remotos podrían remontarse a 1995, cuando la comunidad de los Carmelitas inició un trabajo de acercamiento y de solidaridad con las familias pobres de la vereda “Cañuela”, a 7 km. del centro de la villa. Consistió en ayudar a sus moradores en la construcción de sus propias viviendas.  Convertido en maestro de novicios, a finales del año 2.000 el P. José Arsesio procuró que los novicios durante su período de formación tuvieran un contacto con los pobres. Para eso iniciaron un trabajo con la comunidad campesina. Se construyeron  dos casa adicionales a las 16 existentes en “Cañuela”. Cada grupo de novicios construyó una nueva casa, un salón para el hogar comunitario y algunos mejoramiento de vivienda.

La distancia suponía una dificultad. Por eso la comunidad decidió comprar un lote de terreno más cercano al noviciado. Así se creó en 2003 la fundación “Santa Teresa de Ávila”. El 4 de octubre del 2004 la Provincia Carmelitana de Colombia asumió la obra con la aprobación de Estatutos propios. Fue aprobada también por el obispo diocesano de Chiquinquirá. Así la fundación es un ente jurídico con personalidad eclesial. Por caminos que el Señor ha dado a entender y  con la intervención de San José se han comprado los terrenos. Los lotes se encuentran a un km. del centro de la villa. Y ha comenzado la obra social para los pobres. Primero se compró el hierro para la construcción, antes de que subiera de precio. Funciona ya un centro de salud. Una madre rescatada de la violación de sus hijos vigila los terrenos. Funciona también el preescolar con más de 70 niños y cinco responsables de su educación con nutrición a la infancia y seguimiento a los padres. Se ha conseguido el tendido eléctrico y la extensión telefónica.

En el mismo edificio se está levantando “la posada de San José” o el hogar del anciano, con 16 internos –pobres, abandonados, enfermos- y asistencia diurna a 30 personas mayores. En el piso superior está la residencia de las Hermanas que han de atender al centro. Una capilla común separa el centro de espiritualidad con adoración perpetua del Santísimo, espacio para retiros, ejercicios, jornadas de oración,...  Están previstos un lugar de contemplación, talleres de artesanía  local, un museos de fósiles para atraer a visitantes que conozcan la obra. Se piensa continuar con la creación de viviendas, construyendo 20 casas para familias pobres y monoparentales.

Toda Villa de Leyva sigue con la máxima expectación el atrevido proyecto. Al final de las misas dominicales se ofrece la venta de “empanadas”, del tinto o café, de otras “agüitas”. El saldo recabado es una contribución popular a la fundación. La nota predominante entre empleados, trabajadores y voluntarios es el espíritu de familia. Está en funcionamiento la red de colaboradores y de los bienhechores. La fundación “Santa Teresa de Ávila” es obra carismática, es obra de la Providencia. Con desinteresada consagración participan adjuntos entregados, como don José Montoya y doña Inés.

El Carmelo Apostólico de Nuestra Señora de Belén

Es el título de una Congregación Carmelitana. Fue fundada el año 1852 en Nantes (Francia)  por el carisma del sacerdote Gilbert Bauduz y de la terciaria seglar Marie Guillet. Instituto de derecho diocesano, ha desarrollado siempre una fuerte vibración carmelitana. Con suma discreción y naturalidad despliega una gran maternidad con la infancia problemática y sus familias. Por diversos signos providenciales será la comunidad religiosa llamada a encarnar el alma de la fundación  “Santa Teresa de Ávila” en Villa de Leyva. Su tarea será múltiple: animación religiosa en la obra social y espiritual del centro, que se podrá extender a las veredas desprovistas de atención social y religiosa. El programa de acción religiosa, humanitaria y promocional no tiene límites

Para la Congregación es el primer salto fuera de Francia, su primera inserción misional. Supone toda una aventura. Pero la fundación “Santa Teresa de Ávila” ha nacido de la fe y se desarrolla en la fe. Por eso, sólo en la fe aceptan las Hermanas –sin experiencia internacional hasta ahora- el enorme desafío. Será un capítulo nuevo, innovador en la historia dela Congregación. Pero las tres o cuatro Hermanas que llegarán en el próximo septiembre están dispuestas a afrontar el futuro. A la fundación “Santa Teresa de Ávila” hacía falta una comunidad del temple de las Hermanas del Carmelo Apostólico de Nuestra Señora de Belén.

En visita de prospección me ha tocado acompañar a la Priora General y a su Vicaria. En la acogida de la entera familia carmelitana en Colombia, de las personas privadas o grupos eclesiales, todos han mostrado el más férvido interés para que las Hermanas asuman cuanto antes su papel en la fundación. Se las considera como garantes de su funcionamiento. Es una constatación que ha estimulado mucho a las interesadas. El obispo Mons. Luis Felipe Sánchez  ve en ellas el puente para establecer un hermanamiento entre las diócesis de Chiquinquirá y Nantes.

Todo es una aportación misional a la Iglesia de América Latina. Todo es responder  a la advertencia del documento de Puebla (1979): “Si la Iglesia no reinterpreta la religión del pueblo latinoamericano, se producirá un vacío que lo ocuparán las sectas, los mesianismos políticos secularizados, el consumismo que produce hastío y la indiferencia o el pan sexualismo pagano...” (P 469). La fundación “Santa Teresa de Ávila” está pensada para el alma y para el cuerpo, para el pueblo de los desfavorecidos. Misión con Espiritualidad es su característica: aquí, en Colombia, en Villa de Leyva, a un kilómetro del centro. Repito al final mi convicción: esta obra ha nacido de la fe, se desarrolla en la fe. Es una obra bendecida por Dios para su futuro. En optimal clave teresiana, como en los mejores tiempos de la fundación abulense, San José se acredita como solícito protector.

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