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VATICANO- El Papa: Mes Misionero Extraordinario y Sínodo para la Amazonía, dos oportunidades para la evangelización

Ciudad del Vaticano - El Sínodo para la Amazonía y el Mes Misionero Extraordinario que se celebrarán en octubre de 2019 son dos oportunidades de evangelización para poner en práctica la llamada a “transformar evangélicamente la misión de la Iglesia en el mundo”. Así lo asegura el Mensaje del Papa Francisco que recibió el 1 de junio a los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias reunidos con motivo de su Asamblea General anual en Sacrofano (Roma) del 28 de mayo al 2 de junio. El Papa subrayó la importancia de una verdadera “conversión misionera”. Con este espíritu se eligió el tema para el Mes Misionero de octubre de 2019 anunciado por el Pontífice: “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. El tema recuerda que “la misión es un llamada inherente al Bautismo y de todos los bautizados”, recordó Francisco.
La coincidencia entre los dos eventos -el Sínodo para el Amazonas y el Mes Misionero Extraordinario- “nos ayuda a mantener nuestros ojos en Jesucristo para afrontar los problemas, los desafíos, las riquezas y la pobreza; nos ayuda a renovar nuestro compromiso con servicio al Evangelio para la salvación de los hombres y mujeres que viven en esas tierras”, dice el texto. “Recemos para que el Sínodo de la Amazonía pueda renovar evangélicamente la misión en esta región del mundo que ha sufrido tantas pruebas, que ha sido injustamente explotada y que necesita la salvación de Jesús”, asegura el Papa. Publicamos, a continuación, el texto completo del Mensaje.

Señor Cardenal,
queridos hermanos y hermanas,

Les doy la bienvenida con alegría con motivo de su Asamblea General y les saludo a todos cordialmente. Agradezco al Cardenal Filoni sus palabras introductorias y saludo al nuevo Presidente de las Obras Misionales Pontificias, Mons. Giampietro Dal Toso, quien por primera vez participa en este encuentro anual suyo. A todos les expreso mi mas vivo agradecimiento por el trabajo de sensibilización misionaria del pueblo de Dios y les aseguro tenerles presentes en mi oración.

Tenemos ante nosotros un camino interesante: la preparación al Mes Misionero Extraordinario de octubre de 2019, que he querido proclamar durante la pasada Jornada Mundial de las Misiones del año 2017. Les invito con fuerza a vivir esta fase de preparación como una gran oportunidad para renovar el compromiso misionero de toda la Iglesia. También es una ocasión providencial para renovar nuestras Obras Misionales Pontificias. Conocen bien mi preocupación por el peligro de que vuestro trabajo se reduzca a la mera dimensión monetaria de la ayuda material, convirtiéndoles en una agencia como cualquier otra, aunque sea de inspiración cristiana. No es esto lo que querían los fundadores de las Obras Misionales Pontificias y el Papa Pio XI cuando las hicieron nacer y las organizaron al servicio del Sucesor de Pedro. Por esta razón he repropuesto como actual y urgente para la renovación de la conciencia misionera de toda la Iglesia hoy, la gran y valiente intuición del Papa Benedicto XV, contenida en su carta apostólica Maximum illud: es decir la necesidad de recualificar evangélicamente la misión de la Iglesia en el mundo. Este objetivo común puede y debe ayudar a las Obras Misionales Pontificias a vivir una fuerte comunión de espíritu, colaboración recíproca y apoyo mutuo. Si la renovación será auténtica, creativa y eficaz, la reforma de vuestras Obras consistirá en una verdadera refundación, una recualificación según las necesidades del Evangelio. No se trata simplemente de replantear las motivaciones para mejorar lo que ya hacen. La conversión misionera de las estructuras de la Iglesia (cf. Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 27) requiere santidad personal y creatividad espiritual. Por lo tanto, no solo renovar lo viejo, sino permitir que el Espíritu Santo cree lo nuevo, haga nuevas todas las cosas (cf. Salm 104,30; Mt 9,17; 2 Pt 3,13; Ap 21,5). No tengan miedo de las novedades que provienen del Señor Crucificado y Resucitado. Sean audaces y valientes en la misión, colaborando con el Espíritu Santo siempre en comunión con la Iglesia de Cristo (cf. Exhortación Ap. Gaudete et exsultate, 131). ¿Qué puede significar para ustedes Obras Pontificias, que junto con la Congregación para la Evangelización de los Pueblos estáis preparando el Mes Misionero Extraordinario, recualificaros evangélicamente? Creo que significa una conversión misionera específica. Necesitamos recualificarnos a partir de la misión de Jesús, recualificar el esfuerzo de recaudar y distribuir las ayudas materiales a la luz de la misión y de la formación que esta requiere, para que la conciencia, el conocimiento y la responsabilidad misionera vuelvan a ser parte de la vida ordinaria de todo el Pueblo santo de Dios. Una formación integral, que involucre la vida concreta, la totalidad de nuestra vida, donde la mente, el corazón y el cuerpo estén envueltos por el amor al Señor Jesús, por la pasión de anunciarlo y dar testimonio con valentía apostólica en la misión de su Iglesia. “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. Este es el tema que hemos elegido para el Mes Misionero de octubre de 2019. Enfatiza que el envío a la misión es una llamada inherente al Bautismo y es para todos los bautizados. De este modo la misión es envío para la salvación, que realiza la conversión del enviado y del destinatario: ¡nuestra vida es, en Cristo, una verdadera misión! Nosotros mismos somos misión porque somos el amor de Dios comunicado, somos la santidad de Dios creada a su imagen. Por lo tanto la misión es nuestra propia santificación y del mundo entero, desde la creación (cf. Efesios 1,3-6). La dimensión misionera de nuestro Bautismo se traduce así en un testimonio de santidad que da vida y belleza al mundo. Por tanto, renovar las Obras Misionales Pontificias significa hacer propia la santidad de cada uno y de la Iglesia como familia y comunidad, desde un compromiso serio y valiente. Les pido que renueven con creatividad genuina la naturaleza y la acción de las Obras Misionales Pontificias, poniéndolas al servicio de la misión, para que la santidad de la vida de los discípulos misioneros este al centro de nuestras preocupaciones. De hecho, para colaborar en la salvación del mundo, debemos amarlo (cf. Jn 3,16) y estar dispuestos a dar la vida sirviendo a Cristo, único Salvador del mundo. No tenemos un producto que vender, sino una vida que comunicar: ¡Dios, su vida divina, su amor misericordioso, su santidad!

Como bien saben, durante el octubre de 2019, Mes Misionero Extraordinario, celebraremos el Sínodo para la Amazonía. Acogiendo las preocupaciones de muchos fieles, laicos y pastores, he querido que nos reunamos para orar y reflexionar sobre los desafíos de la evangelización de estas tierras sudamericanas donde viven importantes Iglesias particulares. Deseo que esta coincidencia nos ayude a fijar nuestra mirada en Jesucristo para afrontar los problemas, desafíos, riquezas y pobreza; nos ayude a renovar nuestro compromiso de servir al Evangelio para la salvación de los hombres y mujeres que viven en esas tierras. Oremos para que el Sínodo por la Amazonía pueda recualificar evangélicamente la misión también en esta región del mundo tan sometida a pruebas, explotada injustamente y necesitada de la salvación de Jesucristo.

Queridos hermanos y hermanas, rezo por ustedes confiándoles a todos a Nuestra Señora, Reina de los Apóstoles, a San Justino Mártir, cuya memoria litúrgica celebramos hoy, a Santa Teresita del Niño Jesús, a San Francisco Javier, al Beato Paolo Maná y a todos los santos y mártires que por la fe dieron su vida en la misión.
(Agencia Fides 1/6/2018)

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