Lilongwe – “Es un evento importante”, asegura a la Agencia Fides el padre Piergiorgio Gamba, Montfortiano, misionero en Malawi desde los años setenta. Hoy 21 de mayo el país va a las urnas. Los votantes están llamados a elegir al Presidente y los representantes en el Parlamento y en las asambleas locales. “Esperamos que haya un punto de inflexión que conduzca a un cambio radical. Aunque, para ser honesto, no creo que haya un cambio en el poder. La oposición está fragmentada y es una baza para el presidente saliente, Peter Mutharika, que vuelve a ser candidato y probablemente será reelegido”, explica el misionero.
Malawi es uno de los países más pobres del mundo. La esperanza de vida es de poco más de 55 años y más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza (dos euros al día). El empleo está centrado casi en su totalidad en la agricultura. “La pobreza es extrema. No hay oportunidades y los jóvenes escapan a Sudáfrica. Pero allí lo pasan mal porque son maltratados y expulsados. La mayoría de los malauíes viven de la agricultura. Pero los campos se cultivan con métodos anticuados que no ofrecen rendimientos aceptables. No hay industria. Por otro lado, es difícil para una empresa desarrollarse en un país donde falta electricidad durante varias horas al día”, lamenta el padre Gamba.
El presidente ha prometido que, si es reelegido, reconstruirá la economía. Fomentará la creación de empresas artesanales e industriales. “Les puedo asegurar, dijo el jefe de estado, que alcanzaremos el nivel de Singapur y Malasia”. “Me temo que si se confirma - continúa el padre Gamba - nada cambiará en absoluto. Malawi seguirá siendo un país muy pobre con un sistema de producción inexistente, una escuela que no capacita a las personas y una salud que hace aguas por todos lados”.
Sin embargo, lo que más preocupa al padre Gamba es que no se produce una auténtica renovación democrática de estas elecciones. “En Malawi formalmente hay una democracia. Pero las estructuras democráticas no se utilizan para el bien común, sino para perpetuar un sistema que hace de sus pilares fundamentales el abuso y la corrupción. Corrupción que va desde los altos niveles de la política hasta el funcionario más humilde. Necesitamos un cambio profundo en la mentalidad”.
Sin embargo, la oposición no parece poder contrarrestar este sistema. Los dos líderes, el pastor reformado Lázaro Chakwera, jefe del principal partido minoritario, y el católico Saulos Chilima, vicepresidente, prometieron reformas radicales pero no pudieron unir fuerzas para derrotar al presidente.
Ante esta situación, ¿cuál es la posición de la Iglesia Católica? Los obispos no tomaron partido por ningún candidato. El 29 de abril publicaron una carta pastoral en la que pedían un cambio. “No podemos esperar que los líderes que sofocan la democracia interna y promueven la cultura del miedo en su propio partido de repente se conviertan en personalidades democráticas una vez que llegan al gobierno. [...]. La política debe promover el bienestar de todos y no solo de aquellos que están junto a los poderosos de turno. La sanidad, la educación, la agricultura y las infraestructuras son los sectores en los que debemos tratar de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de Malawi, pero que están amenazados por una corrupción rampante”. La carta fue discutida en todas las parroquias.
“¿La gente votará por el cambio? – se pregunta el padre Gamba -. “No lo sé. Las personas a menudo temen el cambio y terminan aceptando, aunque de mala gana, lo que ya conocen, incluso si no es lo mejor”.
(EC) (Agencia Fides 5/21/2019)