Ciudad del Vaticano - Mientras la pandemia de Covid-19 continúa sembrando miedo y muerte en muchas partes del mundo, el Fondo de emergencia instituido por el Papa Francisco en las Obras Misionales Pontificias (OMP) para apoyar en esta circunstancia a las Iglesias de los países de misión (véase Fides 6/4/2020) continúa su trabajo enviando ayudas. En efecto, la mayor parte de la población de estos territorios vive habitualmente en situaciones económicas, sociales y sanitarias extremadamente precarias, y se enfrenta ahora a otras graves dificultades provocadas por el Covid-19. Para continuar su obra de evangelización y de promoción humana, además de contribuir a contener la pandemia, las Iglesias locales hacen enormes sacrificios, pero en este momento necesitan una ayuda extraordinaria.
A continuación, presentamos algunas situaciones locales a las que el Fondo de Emergencia OMP está enviando ayuda para responder a las necesidades señaladas.
El Vicariato Apostólico de Guapi, en Colombia, que se encuentra a lo largo de la costa colombiana del Pacífico e incluye algunos municipios del departamento de Cauca y un municipio en el departamento de Nariño, sufre desde hace muchos años por la violencia, la corrupción y la pobreza. La cuarentena para contener la pandemia ha provocado una situación de auténtica emergencia alimentaria y económica. El Vicariato ya ha agotado sus escasos recursos para sostener a los sacerdotes, al personal y a los niños del Hogar Mónica, por lo que no quedan fondos disponibles para un futuro cercano.
La diócesis de N'Zérékoré se encuentra al sur de Guinea e incluye prácticamente una representación de todas las etnias y religiones presentes en el país. La ayuda solicitada al Fondo de emergencia se utilizará para ofrecer un apoyo a los agentes pastorales de la diócesis (sacerdotes, religiosos, seminaristas, catequistas…) en su obra de evangelización y de lucha contra el Covid-19. Las medidas de precaución adoptadas por las autoridades para frenar la pandemia han llevado al cierre de iglesias y mezquitas, con consecuencias nefastas para la vida económica de las comunidades. Sacerdotes y catequistas viven de las ofrendas de los fieles, recogidas para la celebración de las misas. El hambre y la falta de recursos financieros en toda la nación, constituye actualmente el mayor problema de la diócesis y de las parroquias.
En la diócesis angoleña de Lwena la necesidad de seguir llegando a los fieles a pesar del aislamiento por la pandemia, prosiguiendo así la evangelización y la formación cristiana, ha llevado a una mayor utilización de las redes sociales y a organizar una capilla en la sede del Episcopado, desde donde se transmite la santa misa y otros encuentros de formación. Todo ello implica, naturalmente, unos costes de gestión y de remuneración del personal técnico contratado para lo que se ha solicitado una ayuda. Una de las principales formas de prevención del Covid-19 consiste en lavarse a menudo las manos y asegurar una higiene constante: la diócesis, por tanto, tiene necesidad de asegurar el agua potable al Centro pastoral diocesano y al Centro social multifuncional situado a 60 km de Luena, además de proporcionar la adquisición de medios de prevención sanitaria para los agentes pastorales y las familias pobres.
El Obispo de la diócesis de Soroti, en el noreste de Uganda, ha pedido el apoyo del Fondo para poder proseguir la evangelización y el apostolado a través de la radio y los medios digitales, además de asegurar el respeto de las medidas higiénicas preventivas a las comunidades de sacerdotes y a las iglesias y capillas que son frecuentadas por los fieles para la oración personal. Además, es necesario proveer a las numerosas comunidades eclesiales de base que siguen manteniendo viva la fe, sobre todo en este tiempo, con textos y materiales religiosos necesarios para proseguir su formación cristiana.
Las duras consecuencias que han afectado a la economía mundial se han hecho sentir aún más en la frágil estructura económica de Liberia y en su ya precario sistema sanitario. La diócesis de Monrovia ha pedido ayuda para sostener a 60 catequistas y 30 parroquias, que garantizan la evangelización y la administración de los sacramentos, además de ofrecer una contribución a las consecuencias sociales del aislamiento, como la violencia doméstica y el estrés psicológico. (SL) (Agencia Fides 08/06/2020)