Este sitio web utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de usuario. Si continúas navegando consideramos que aceptas el uso de cookies. Política de cookies Aceptar

Noticias

ASIA/MYANMAR - El Obispo entre los refugiados, en medio de la guerra: "Como corderos en medio de lobos, nos encomendamos a Jesús, el Buen Pastor"

Loikaw  - En medio de las difíciles circunstancias a las que se enfrenta la diócesis de Loikaw en Myanmar, Mons. Celso Ba Shwe, Pastor de la comunidad, comparte palabras de esperanza y consuelo con sus fieles con motivo de la Navidad. La Catedral de Cristo Rey y el Centro Pastoral Diocesano, que ahora sirven como base militar para el ejército birmano, han dejado a los líderes religiosos y colaboradores sin hogar (véase Fides 28/11/2023). Desplazados de sus residencias habituales, viven entre parroquias, centros de salud y hogares religiosos, mientras algunos están alojados en tiendas de campaña improvisadas. Esta Navidad que están a punto de vivir será para ellos una Navidad de refugiados, en la precariedad y la penuria.

El obispo describe una situación dramática: "Estamos en medio de un conflicto armado en el que, ante la destrucción y el caos político, todos estamos fuera de nuestras respectivas parroquias. Hemos tenido que abandonar la catedral y dejar prácticamente todo en nuestro centro pastoral diocesano. La situación en el territorio de la diócesis, afectado por los enfrentamientos, es muy peligrosa, la mayoría de las parroquias han sido abandonadas y están vacías. Esto plantea la cuestión de si las iglesias funcionan y si la diócesis de Loikaw sigue existiendo".

En efecto, la ocupación de la catedral, alma y símbolo de la comunidad diocesana, podría provocar desánimo y desesperación en el seno de la comunidad, pero, precisamente en esta coyuntura, con un mensaje dirigido a los fieles en la carta pastoral con ocasión de la Navidad, el Obispo pretende animar al Pueblo de Dios y reafirmar la esperanza, fundada en la Providencia de Dios Padre: "Quiero recordar que una diócesis es una porción del pueblo de Dios confiada a un obispo, con la cooperación del presbiterio. No es sólo una zona geográfica, es una comunidad, en unión con el presbiterio, en torno al obispo. La dinámica principal de la comunidad es el anuncio del Evangelio y la celebración de la Eucaristía. En nuestro caso, incluso en el sufrimiento, la Iglesia fundada por Cristo está viva y presente. Es importante que todos permanezcamos unidos, viviendo en comunión espiritual y solidaria en la comunidad que, acurrucada en torno al Evangelio y a la Eucaristía, atraviesa este desierto. Sabemos que Cristo, el Buen Pastor, cuida de su rebaño, por el que dio su vida".

Sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas muestran fe y valentía en medio de la tribulación: "Os doy las gracias a vosotros, sacerdotes, por vuestra cercanía al Pastor y al pueblo, por vuestra generosa colaboración pastoral. Gracias a vosotros, religiosos y religiosas, y a todos los fieles, auténticos discípulos de Cristo, por vuestra adhesión al Evangelio y vuestra constante celebración de la Eucaristía".
Mons. Celso Ba Shwe invita a todos los fieles a aceptar la voluntad de Dios en el "aquí y ahora", confiando en Su guía y plan para ellos. A pesar de la angustia experimentada, el obispo asegura que este es el camino designado por Dios y la mejor manera de proclamar y dar testimonio de Su poder.

El obispo encuentra inspiración en las palabras de Jesús: 'Ánimo, os envío como corderos en medio de lobos' (Mt 10,16), presentándose como el 'Buen Pastor'. Reforzando la idea de que, a pesar de la debilidad humana, la gracia de Dios es suficiente y su fuerza se manifiesta en la debilidad. La fe en Dios, el Buen Pastor, es fundamental para superar los desafíos.

Citando a San Juan Crisóstomo, el obispo destaca la importancia de mantenerse como "corderos" en medio de la adversidad. “Mientras seamos corderos, saldremos victoriosos, y aunque estemos rodeados de muchos lobos, los venceremos. Pero si nos convertimos en lobos, seremos derrotados, porque nos veremos privados de la ayuda del pastor". En esta situación, prosigue, "hagamos lo posible por comportarnos como buenos corderos, por cuidarnos unos a otros, por animarnos mutuamente, por mostrar amor y hacer el bien".

La carta concluye encomendando a la comunidad diocesana en manos de la Santísima Virgen María y de San José que, "en la noche oscura de Belén, adoraron con todo amor y cuidaron de proteger al Niño Dios, que es el Dios hecho hombre y el Príncipe de la paz": "Que la Madre María y San José os protejan de todos los peligros del mal y de la guerra; que encontréis la paz que el Señor da el día de Navidad".
En el estado de Kayah, el más pequeño de Myanmar, con predominio de colinas y montañas y habitado principalmente por la etnia karenni, la población total es de unos 300.000 habitantes, y en él se encuentra la diócesis de Loikaw, con unos 93.000 católicos. En la diócesis, 21 de las 41 parroquias se han visto afectadas, y muchas más lo están por el conflicto. Muchos sacerdotes y religiosos han seguido a la población de fieles, que han huido de las ciudades al campo o a las montañas, y viven junto a ellos como desplazados, compartiendo su suerte y continuando la celebración de los sacramentos en lugares improvisados.
(PA) (Agencia Fides 19/12/2023)

La Obra Maxima Revista Carmelitana y ONGD para el Desarrollo.
Pedro Egaña 7 - Apartado 20 - 20080 San Sebastián
Teléfono. +34 943 459 575 - revista@laobramaxima.es
Política de protección de datos - Política de cookies