Yangoa – “En nombre de todas las personas de buena voluntad, me gustaría hacer un llamamiento urgente a la paz y la reconciliación para la población Kachin que ha sufrido durante mucho tiempo. Es urgente aprovechar la oportunidad para una mayor democracia, paz y justicia”: es el llamamiento lanzado en nombre de la Iglesia católica en Myanmar, por el Card. Charles Maung Bo, Arzobispo de Yangon, y que hemos recibido en la Agencia Fides. El texto se refiere a la compleja situación de conflicto civil entre el ejército birmano y la minoría étnica Kachin, establecida en el norte de Myanmar. En junio de 2011, el ejército birmano puso fin a un “alto el fuego” que llevaba activo17 años y desencadenó una amplia ofensiva militar contra el pueblo Kachin, creando una oleada de refugiados y una emergencia humanitaria.
El llamamiento, teniendo en cuenta la nueva situación política en Myanmar, donde en noviembre el año 2015 fue elegido el nuevo Parlamento y en marzo el año 2016 el nuevo presidente, señala: “Estamos muy agradecidos a todos por esta primavera de la democracia. Aplaudimos a los partidos políticos, al ejército, a la sociedad civil y a los líderes religiosos por su sagacidad. Myanmar dentro del escenario mundial vive con grandes sueños. Sin embargo, existen áreas donde el sueño aún no se ha alcanzado. Me refiero a la guerra que asola las áreas Kachin. Más de 150.000 personas languidecen en campos de refugiados, reducidos a la condición de desplazados y a la espera de las ayudas internacionales. Esta guerra crónica sólo ha producido perdedores, es decir, personas inocentes abandonadas en los campos de refugiados, mientras que sus tierras están llenas de minas, el tráfico de seres humanos es rampante, la droga es una sentencia de muerte para los jóvenes Kachin, los recursos naturales, como la minería de Jade son saqueados. Esta es la causa principal del conflicto”.
El Card. Bo recuerda haber vivido al lado de los Kachin durante 22 años y “conocer su dolor. y sus lágrimas”. Por esta razón, la Iglesia pide al gobierno de Myanmar, “un esfuerzo de paz y justicia que debe perseguirse con sinceridad”, con el objetivo de construir una “nación arco iris con un sistema federal”.
El llamamiento insta a las instituciones, con la ayuda de la ASEAN y de las Naciones Unidas, “a que todas las partes del conflicto se sienten en la mesa de las negociaciones”. Pide a los grupos armados Kachin “que busquen nuevos caminos de paz, y que participen en las conferencias de paz”, ya que “la guerra siempre es injusta”.
Por otra parte, dado que la mayoría de los Kachin son cristianos (bautistas, católicos y otras denominaciones), el cardenal Bo plantea una pregunta: “¿Cuál es la posición de los líderes religiosos en esta guerra? Nuestra fe nos motiva a buscar la paz con justicia. ¿Dónde estamos en las conversaciones de paz?”, se pregunta, con la esperanza de que los líderes religiosos tomen un papel activo en el proceso de paz, dado que “la paz es el corazón de todas las religiones. Todos los seres humanos son hermanos y hermanas”. Pidiendo también la participación de la sociedad civil en la comunidad internacional, el texto concluye con un llamamiento al pueblo birmano a “resistir a todos los intentos de fragmentar esta nación, por parte de comerciantes de odio y extremistas religiosos”. “Necesitamos creer en la unidad en la diversidad”, concluye (PA) (Agencia Fides 15/6/2016)