Mandalay – En las iglesias de Mandalay, ciudad del centro-norte de Myanmar, los fieles católicos se reúnen a diario para rezar el Rosario, celebrando de este modo el mes de octubre, dedicado a Nuestra Señora del Rosario, a quien ofrecen intenciones especiales por la paz. Octubre suele llamarse el “Mes del Rosario” porque el 7 de octubre la Iglesia celebra la memoria de la Santísima Virgen María del Rosario. Mientras la situación en Myanmar se recrudece dramáticamente -debido al enfrentamiento entre el ejército regular y las milicias de la resistencia agrupadas en las “Fuerzas Populares de Defensa”-, en la catedral de Mandalay, todos los sábados de octubre, laicos, religiosos, consagrados y familias se reúnen para pasar juntos un día entero de oración, reflexión y retiro espiritual. “Todo el mes es un tiempo especial para encomendarnos a la Virgen María, para que esté cerca de nosotros y nos proteja en este tiempo de prueba”, dice la hermana Lilly, una religiosa franciscana que participa en la iniciativa. “Es nuestra responsabilidad unirnos a Dios lo más posible. La oración del Rosario es realmente poderosa. Imploremos a María con gran fe”, añade la hermana Thuzar Aung.
Don Gabriel Myint Aung, sacerdote de Mandalay, explica: “María, la madre de Jesús, nos ayuda a arraigar firmemente nuestra fe en el mundo real. La oración del Magnificat, que cantamos todos los días en Vísperas, es un grito por la transformación del mundo. María la canta con absoluta confianza en Dios frente a males como la pobreza, la sed de poder, la injusticia, el hambre. Su canto se convierte en nuestro canto, es el canto de todo cristiano que lucha por un mundo mejor y quiere construir el Reino de Dios. El canto de María resuena de generación en generación, y más allá de todos los tiempos: 'Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador'. María es nuestra esperanza, con ella recordamos que Dios viene en nuestro socorro. Nos reunimos para rezar a nuestra Madre como Reina de la Paz”.
El pueblo de Dios de Myanmar, en el mes mariano, se dirige a la Virgen para pedir con emoción el don de la paz. Peregrinos y devotos viajan -en la medida en que las condiciones del terreno lo permiten- a santuarios marianos, iglesias y lugares de las diversas diócesis del país. Entre los destinos preferidos se encuentra el santuario mariano de Nyaunglebin, en la región de Bago, a unos 150 km al norte de Yangon, donde los bautizados rezan a Nuestra Señora de Lourdes, confiándole el destino de la nación con las palabras del Salmo 122: “Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien”.
El rezo del Rosario resuena entre los muros del santuario con la intención de invocar el consuelo íntimo de María: “Te pedimos, oh Madre, que traigas consuelo a los que sufren en una nación desgarrada por el conflicto y la división. Te pedimos por el fin de la violencia y por la seguridad de todos los desplazados. Invocamos tu amorosa intercesión para que vuelvas a traer la paz a Myanmar, ahora y siempre”.
Los católicos de Myanmar son unos 750.000, es decir, alrededor del 1% de la población birmana. A ellos se unen en el rezo del Rosario todos los religiosos y fieles birmanos que se encuentran fuera del país, en solidaridad con los que sufren la guerra, rezando por su país y por la paz en el mundo, recordando también los recientes conflictos en Ucrania y Palestina.
La devoción del mes de octubre en honor de Nuestra Señora del Rosario inició a finales del siglo XIX, en España, donde los obispos españoles instituyeron la devoción del Rosario en las iglesias como medio de evangelización. La devoción se extendió posteriormente en Francia e Italia y el Papa León XIII la recomendó a la Iglesia universal en 1883, escribiendo que “todo el mes de octubre del año en curso, y para el futuro, sea consagrado y dedicado a la celestial Virgen del Rosario”.(Agencia Fides)